La historia de Chen Min es un ejemplo perfecto de cómo el destino puede dar un giro inesperado y transformar vidas. Nacida en China y con una exitosa carrera como campeona internacional de Wushu, esta disciplina marcial que combina acrobacias y fuerza, Chen parecía tener su vida enfocada en el deporte. Sin embargo, un viaje a Argentina y una relación amorosa cambiarían su rumbo para siempre.
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Una vida marcada por los giros inesperados
Todo comenzó a mediados de los años 2000, cuando conoció a un joven compatriota que había crecido en Buenos Aires. Intrigada por la cultura sudamericana y curiosa por explorar nuevos horizontes, Chen decidió mudarse a la capital argentina, donde no solo inició una nueva vida, sino también un emprendimiento junto a su pareja: una escuela de Wushu que rápidamente ganó popularidad.
Fue en este contexto que dos de sus alumnas, que trabajaban en Disney, notaron su talento y carisma, y le propusieron audicionar para una serie juvenil liderada por Cris Morena. A pesar de sus dudas iniciales debido a experiencias previas en la industria artística, Chen aceptó el reto y, para sorpresa de todos, Cris quedó tan impresionada que decidió modificar el guion de la serie para incluirla.
Así, en 2011, Chen Min se convirtió en Chin Min, la inolvidable niñera de Súpertorpe, donde compartió pantalla con Cande Vetrano.
Su legado y una nueva faceta
El papel de Chen Min en Súpertorpe no solo le valió el reconocimiento en toda Latinoamérica, sino también un premio Martín Fierro, consolidándola como una figura destacada en la televisión juvenil. Sin embargo, su historia no terminó allí.
Hoy en día, Chen continúa compartiendo su pasión por el Wushu desde el Club Argentino de Wushu, donde enseña a una creciente comunidad de seguidores. Además, durante la pandemia, adaptó sus conocimientos al formato digital, creando tutoriales para que las personas pudieran practicar desde casa.
Esta iniciativa no solo fortaleció su conexión con sus alumnos, sino que también llamó la atención de sus hijos, quienes descubrieron, casi por casualidad, su faceta como actriz al verla en Súpertorpe.
“Ellos no sabían que actuaba, hasta que un día encontraron un video mío haciendo piruetas. Fue un momento único explicarles que esa heroína era su mamá”, recordó Chen entre risas.
A más de una década de su debut actoral, Chen Min sigue siendo un ejemplo de resiliencia y de cómo combinar la pasión por el arte y el deporte puede abrir puertas inesperadas, dejando una huella imborrable tanto en su vida como en la de quienes la rodean.
Fuente: La Nación
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