La reconocida productora y empresaria Cris Morena ha abierto las puertas a una faceta desconocida de su vida, revelando los desafíos personales que marcaron su infancia y la prepararon para enfrentar el futuro con fortaleza.
En un testimonio inédito, compartido para Infobae, Morena relata algunas de las dificultades que vivió durante su niñez, el trastorno mental que afectaba a su madre y la forma en que logró liberarse del legado familiar que la perseguía.
La infancia marcada por un legado familiar complejo
Antes de ser Cris Morena, María Cristina de Giácomi creció en el seno de una familia que, a pesar de su aparente brillo intelectual, estaba cargada de dolor y conflictos. Su madre, Rosa María Jan, sufría un grave trastorno mental que no fue descubierto hasta que Cris tenía 14 años.
A lo largo de los años, Morena comprendió que su familia, a pesar de ser “maravillosa”, estaba atrapada en un ciclo de problemas que ella misma necesitaba romper para poder avanzar.
“Mi bisabuela se suicidó, mi abuela fue lobotomizada, y mi madre también tuvo un grave problema de salud mental”, explica Cris, quien encontró en la escritura y la lectura un refugio que le permitió canalizar sus emociones y romper con ese patrón familiar.
“Mi madre era una mujer muy brillante, pero su locura también lo era. Esa brillantez a veces resultaba peligrosa”, confiesa Cris, al reflexionar sobre los años en los que la salud mental de su madre deterioró las relaciones familiares.
Sin embargo, fue precisamente esa disfuncionalidad la que permitió rebelarse y encontrar su propia identidad, lo que ella define como un acto de supervivencia. “La rebelión contra mi madre y contra el mundo fue lo que me salvó”, expresa con claridad, “a veces, las cosas que más te duelen son las que te terminan salvando”.
La escritura como salvavidas
La escritura y la lectura se convirtieron en el refugio de Cris Morena para escapar del dolor familiar. Desde muy joven, encontró en las palabras una forma de canalizar sus emociones y de liberarse del peso del legado familiar.
Aunque Cris Morena logró liberarse de esa carga emocional, el dolor no desapareció por completo. La muerte de su madre en 2017, a pesar de su relación complicada, dejó una herida profunda. “Amo a mi mamá, y el dolor por su partida es enorme”, reconoce.
Sin embargo, esa experiencia le permitió también sanar en cierto sentido, pues fue testigo de un último momento en el que su madre pareció esperar a toda la familia reunida para despedirse en paz.
Con su resiliencia y fortaleza, es hoy un ejemplo de cómo las adversidades pueden convertirse en impulso para el crecimiento personal y profesional. A través de su historia, nos recuerda que, aunque los desafíos pueden ser enormes, siempre existe una oportunidad para transformar el sufrimiento en creatividad y éxito.
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