Benjamín Rojas, reconocido por su participación en diversas producciones infantiles durante finales de los años 90 y principios de los 2000, ha abierto las puertas de su infancia en el mundo del espectáculo, ofreciendo una visión única sobre su experiencia trabajando con Cris Morena.
Contrario a los relatos comunes de niños actores que sufren las consecuencias de la exposición mediática desde temprana edad, Rojas destaca el papel fundamental que desempeñó su familia en su desarrollo. En sus propias palabras, “Cero quilombo. Yo creo que eso fue gracias a mi familia. Creo que lo mejor que hizo mi familia fue no darme pelota. Era uno más”.
Una infancia equilibrada entre la fama y la normalidad
Rojas elogia la actitud de sus padres, quienes priorizaban su vida cotidiana como niño antes que su carrera en el entretenimiento. “Me llevaban, me cuidaban. Pero bueno, cuando lo llamaban a mi viejo para pedirle que me lleven a grabar, él decía: 'Yo estoy laburando, no lo puedo traer y él va al colegio. Respetemos las cosas básicas'", añadió el actor, ilustrando cómo su familia mantenía un equilibrio entre su vida profesional y su vida personal.
También compartió detalles sobre cómo la vida dentro de su hogar se mantenía lo más normal posible, a pesar de su creciente popularidad en la pantalla chica. “Nos divertíamos todos, qué lindo, qué bueno, me cuidaban, pero no era wow... me mandaban a comprar pan y a hacer los mandados”, reveló el actor, destacando la importancia de mantener los pies en la tierra y no perder la conexión con la realidad cotidiana.
Finalmente, al ser cuestionado sobre cómo reaccionaría si su hija expresara su deseo de seguir sus pasos en la actuación, Rojas respondió con humor y pragmatismo: “Sí, pero tiene que poner la mesa”, reforzando la importancia de mantener una perspectiva balanceada en la vida de sus seres queridos.
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